Adiós al Harrier

El Harrier me facinó desde la primera vez que lo vi en la película de 1994 True Lies, durante mi primer viaje a los Estados Unidos. Unos días después de ver la película, tuve la oportunidad de ver el Harrier de cerca en una exhibición estática en el Museo Intrepid de Nueva York. Mientras que admiraba el avión en la plataforma del portaviones clásico, supe que lo tenía que ver volar. Mi deseo se cumpliría casi treinta años después. No tenía idea de que mi primera oportunidad de verlo también sería la última.

En mayo de 2024, los entusiastas de la aviación nos reunimos en la base aérea de Cherry Point para un momento agridulce: la demostración final del AV-8B Harrier. El evento marcó el fin de una era para el icónico «Jump Jet», utilizado por el Cuerpo de Marines de Estados Unidos por décadas. Conocido por sus capacidades de despegue corto y vertical (VSTOL, por sus siglas en inglés), cual si fuera helicóptero, el Harrier es una verdadera maravilla de ingeniería.

El día del espectáculo aéreo fue perfecto. Cuando el Harrier encendió sus motores con su distintivo chillido, casi no quise tomar fotos; sólo quería disfrutar plenamente cada segundo de esa demostración. Verlo en persona fue todo lo que esperaba. El piloto ejecutó una serie de maniobras que resaltaron la agilidad y potencia del avión, desde pases a alta velocidad hasta el icónico vuelo estacionario, donde el avión aparentemente desafiaba la gravedad.

Una vez que el Harrier aterrizó y realizó su último pase frente a la audiencia, el piloto saludó a la multitud. Sentí una mezcla de emociones: euforia al ver esa increíble máquina en acción y una punzada de tristeza al saber que nunca volvería a verla volar. Fue una sentida despedida para una auténtica leyenda de la aviación.

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